Ferrol

Su historia:

Ferrol forma parte de la Historia Universal. Ferrol ocupó una posición privilegiada durante siglos y tiene escrito importantes páginas en la historia de España. Nuestra situación geoestratégica hizo de nuestra ciudad un enclave fundamental para la Armada Española, y un referente internacional para la construción naval como asentamiento de los más modernos astilleros de toda Europa. Es así como la ciudad que hoy conocemos surgió en pleno siglo XVIII. Situada en el noroeste peninsular, protegida en medio de una gran ensenada, y fortificada por dos castillos que custodian una magnífica ría que incluso fue escenario de un desembarco promovido por los ejércitos ingleses que ansiaban hacerse con lo que consideraban el mejor puerto natural de la costa atlántica de Europa. Ferrol ha sido un lugar de encrucijada de civilizaciones y de rutas de comercio marítimo, y también es el caso más paradigmático de una urbe recreada por y para el servicio de la Corona de España en la época de la Ilustración.

La referencia más antigüa que se conoce de Ferrol data del siglo I, en que el historiador romano Pomponio Mela hace referencia al Magnus Portus Artabrorum para designar las rías de Ferrol, Pontedeume y Betanzos. En el protegido interior de la primeira, donde hoy se asienta Ferrol Vello, se levantó un castro costeiro, origen de la actual ciudad de Ferrol. Dentro de la lenta formación de las villas y ciudades, originada durante el tardomedievo, Ferrol se transformó en un poblado marinero y pescador de cierta entidad alrededor de la antigüa iglesia parroquial de San Xiao. En sus orígenes fue una villa reguengo y, como tal, gozó de diferentes foros y privilegios que le fueron concedidos por varios monarcas desde el siglo XII.

En el año 1371 Ferrol pasó a depender del señorío de los Condes de Andrade, quedando desde entonces sometido a una de las más poderosas familias de la Galicia Medieval. Su puerto estuvo abierto a las rutas marítimas desde esa época, siendo lugar de atraque, tanto de los buques que trasladaban peregrinos a Santiago de Compostela, llegados de las isllas Británicas y de las naciones del Norte de Europa, como de las naves comerciales procedentes de Flandes y Venecia.

A partir del siglo XVI, las buenas condiciones naturales de la ría de Ferrol y su localización estratégica llamaron la atención de la Corona de los Borbones, y convirtieron su ría y puerto en lugar de llegada y fondeo de la Armada Real, mientras se empezaban a construír las fortificaciones defensivas de la ría. El castillo de San Felipe fue construído en 1577 y desde él partía una cadena que en caso de incursión naval era levantada impidiéndole el paso a los navíos hostiles. En 1594, la Armada inglesa fracasó en su intento de apoderarse de Ferrol.

Ferrol es una ciudad con un pasado, presente y futuro ligado al naval y a la Corona. Por decisión de la monarquía Borbónica y como consecuencia de las magníficas condiciones de seguridad de la ría, la ciudad es designada en 1726 en Capital del Departamento Marítimo del Norte. A partir del año 1749, durante lo reinado de Fernando IV, la creación de los astilleros y del Arsenal Militar, con capacidad de hasta cien navíos, y la construcción de una moderna ciudad, trajeron consigo la llegada masiva de trabajadores para acometer las obras, y se convierte Ferrol en poco tiempo en la ciudad más poblada de Galicia. El 25 de agosto de 1800 tendría lugar una de las batallas navales más celebres: el fracasado intento de apoderarse de la ciudad por parte de más de cien barcos y 15.000 hombres de la Armada inglesa comandados por el almirante Warren. Napoleón celebró la derrota inglesa brindando «por los valientes ferrolanos».

Durante el siglo XVIII, el Ferrol de la Ilustración fue la puerta de entrada del Academicismo en Galicia. Se acentuó el peso de la industria naval y dio lugar a un notable patrimonio industrial que llegó hasta nuestros días en forma de dos importantes astilleros, herederos de los mandados construir por la Corona en el Siglo de las Luces. En Ferrol se realizó la botadura del primer barco a vapor de España, en 1858; en 1881 la del primer barco con casco de hierro y, en 1912 Alfonso III presidió el lanzamiento a la ría del primer navío acorazado, de nombre «España».

Después de años de crecimiento industrial, siempre ligado al naval, la década de los ochenta del siglo pasado marca un antes un después de la historia de Ferrol. Desde 1982 hasta finales de la década de los noventa la ciudad se enfrentó a numerosos problemas debido al declinar del sector naval. El principio del nuevo milenio, con todo, fue en general un tiempo de relativa expansión económica y prosperidad. La llegada de la autopista del Atlántico y la construcción de Oporto Exterior supusieron un importante impulso para la ciudad y toda su comarca.

 

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